Otoño en Asturias: planes rurales para disfrutar la estación más mágica

Cuando el verde intenso del verano se apaga y los bosques se visten de tonos ocres, dorados y rojizos, Asturias se convierte en un escenario de cuento. Es el momento perfecto para perderse por sus valles, saborear sus productos de temporada y reconectar con la naturaleza en su forma más pura.

Aquí van algunos planes para disfrutar del otoño asturiano con alma rural:

Paseos entre hayedos y castañares

El otoño asturiano se vive mejor caminando. Rutas como el Hayedo de Montegrande y la Cascada del Xiblu, en Teverga, o el Bosque de Muniellos, en Cangas del Narcea, son auténticos templos naturales. El suelo cubierto de hojas crujientes, la niebla baja y el silencio roto solo por el agua crean una atmósfera mágica.

Descubrir los pueblos con más encanto

Es tiempo de recorrer las aldeas de montaña, donde la vida sigue al ritmo de las estaciones. Somiedo, Bulnes, Torazo o San Feliz de Lena conservan la esencia del mundo rural asturiano: piedra, madera y chimeneas encendidas. Un paseo por sus calles invita a detenerse, conversar con los vecinos y disfrutar de la calma.

Saborear el otoño

En los restaurantes rurales de Asturias, el otoño llega a la mesa con guisos lentos, setas, castañas, fabes y platos de caza. Es también temporada de sidra dulce, de ferias de queso y mercados tradicionales. Cada rincón ofrece una forma distinta de sentir la tierra a través del paladar.

Alojarse en una casa rural con encanto

Nada como dormir en una casa de piedra en San Feliz, rodeada de prados y montañas. Chimenea, manta, silencio. Combinar tradición y confort, perfecto para una escapada romántica o un fin de semana de desconexión.

Experiencias para reconectar

Desde talleres de cocina tradicional hasta rutas a caballo, baños de bosque o jornadas de fotografía de naturaleza. El otoño invita a vivir despacio, a mirar, oler y escuchar el paisaje. Es un tiempo de recogimiento y descubrimiento interior.

Asturias en otoño es una invitación a sentir: la bruma al amanecer, el fuego encendido al caer la tarde, el sabor de lo auténtico.
Un viaje a lo esencial, donde cada paso y cada bocado cuentan una historia rural que sigue viva.

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